Muy bien las marchas hacia Madrid, que vayan creciendo a medida que avanzan. Que sea una verdadera marea humana que desborde calles y plazas, que se oiga la voz del pueblo, de los que votaron por costumbre, porque había que votar, sin saber por qué se elegía al PP o al PSOE, de los que votaron sin esperanza por pequeños partidos y por los que no votaron. Hay espacio para todos: para los jóvenes y los ancianos, para las mujeres y los hombres sin trabajo, para los que tienen trabajo pero corren el riesgo de perderlo, para los que tienen trabajo y se solidarizan con los millones que no lo tienen y que además se solidarizan con los otros cientos de millones de explotados en Asia, América y Africa, que viven aún en peores condiciones a causa del colonialismo, el pos colonialismo y el imperialismo.
Que marchen todos los ciudadanos conscientes de que el sistema no tiene solución para los problemas de la Humanidad. No se trata de Zapatero, con o sin él son los grandes consorcios los que mandan, son los banqueros y directores de las grandes empresas, son los especuladores que dirigen el mercado con rumores y con engaños, que determinan cuando acaparar petróleo en grandes tanques para sacarlo en el momento que lo estimen conveniente para hundir a los países exportadores de crudo. Entre subida y bajada del petróleo, del oro, el cobre y la bauxita se hacen enormes negocios que les dejan jugosas ganancias a los que saben de antemano cuando se originará la baja o la subida, haciendo quebrar empresas que se ven obligadas a despedir trabajadores o congelar sus salarios. Esa es la ley del mercado, la ley de la oferta y la demanda que los astutos comerciantes y gobernantes capitalistas fomentan y defienden, porque la dirigen ellos mismos. Luego organizan shows en los que se muestra interés por "salvar" a un país determinado de una crisis que ellos mismos han provocado. Y la receta siempre es la misma: recortes, ahorro en el sector público, disminuir el poder adquisitivo de los ciudadanos, disminuir las inversiones sociales, privatizar la educación y la salud, etc. En resumen, el país "salvado" termina más hundido, pero sus banqueros y directores se aseguran buenos finiquitos y buenas ganancias.
Ha llegado el momento de despertar y saber qué ocasiona los problemas, no quién. No es el gobernante de turno únicamente, sino también los que esperan a la vuelta de la esquina para hacerse con el poder e imponer condiciones aun más duras a la población. Hay que invitar a los incautos a que piensen y sepan localizar al enemigo de la sociedad y del pueblo, que no es otro que el sistema de explotación imperante desde muchos siglos, que sólo ha cambiado de forma, pero es el mismo. Los trabajadores de hoy son los siervos de ayer y los esclavos de antes. Los adinerados de hoy son descendientes de los nobles y de los reyezuelos de otrora. A ese pequeño grupo de explotadores se les han unido arribistas, ambiciosos, egoístas y astutos comerciantes. También se les han unido narcotraficantes que han logrado lavar dinero, mafiosos de la comunicación, de los trabajos ilegales, de la trata de "blancas" y la prostitución, del espectáculo, etc.
Todos ellos representan la base del sistema corrupto, con jueces y policías a su servicio, con políticos ineficaces (especialmente de los partidos más conservadores y fascistas) y deshonestos dispuestos a legislar a favor de sus intereses y a defender los valores de la libre empresa, de la propiedad privada sin límites, de la explotación necesaria para que el sistema siga subsistiendo.
Contra todo eso hay que marchar y concentrar la mayor multitud que España jamás haya visto reunida. Todas las voces todas en una sola voz, entonando agradables estribillos y rememorando aquel eslogan que ya se hace mundial: EL PUEBLO UNIDO JAMÁS SERÁ VENCIDO.
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